Nací en Lima, un setiembre de los 80´s. Mi infancia se forjó entre apagones, paquetazos y el claro ejemplo de lucha, perseverancia y solidaridad de mis padres. Ellos tenían un puesto de madera frente al mercado «Ciudad de Dios», en el cual, cada tarde luego de mis clases, ayudaba atendiendo al público o simplemente la pasaba jugando con mis amigos.
Me estimularon la importancia de la educación como pilar fundamental para el desarrollo. En los estudios siempre me fue bien, destacaba especialmente en matemáticas, ellas me gustaron quizá porque veía todos los días, «El Pack» de la productora NHK que transmitía Canal 7 (Tv Perú), por ejemplo los programas: Nopo y Gonta, 123 Matemáticas, Tip y Tap, Puedo hacerlo yo, etc.
Estando en quinto año de secundaria, tuve mi primer trabajo «formal», el cual consistía en digitar documentos como solicitudes, contratos, curriculums, etc. Este estaba ubicado frente a la municipalidad de mi distrito, ahí pasaba todos mis fines de semana, el dueño «José», era ingeniero electrónico de la URP, con él sostenía interesantes charlas de tecnología y coyuntura social.
Luego de mucho esfuerzo, amanecidas y becas, pude ingresar a la UNI, lugar en el que terminé la carrera de Ing. Eléctrica. Durante mi etapa universitaria conocí lo que es la amistad, la admiración, el amor y el desamor, fue una de las primeras ocasiones en las que cuestioné los conceptos afectivos aprendidos…
Después de ejercer durante varios años la profesión y trabajar para distintas empresas nacionales y trasnacionales, sufrí un cuadro de estrés y depresión, originadas por una confluencia de tensiones afectivas, fue tal su intensidad, que me causó una parálisis facial en la mitad de mi rostro, la cuál me duró un par de semanas, pero que sin embargo, me afectaron anímicamente y me hicieron volver a cuestionar el concepto de «amor»…
En busca de respuestas realicé un viaje en solitario por varios países de Sudamérica, iniciando mi travesía en Cusco y terminando en Río de Janeiro. al retornar decidí publicar un libro que transmita empatía y resiliencia, pero que a la vez utilice recursos tecnológicos que enriquezcan su experiencia de lectura, no quería que sea un libro «común».
Crear Bitácora de los Sentidos, fue sin duda un reto que me demandó diez mil horas de investigación y desarrollo, ya que el presupuesto requerido por hacerlo con una editorial tradicional resultaría altísimo. Esto a la vez representó una alta flexibilidad en mi proceso creativo, ya que una de las consignas era que cada centímetro cuadrado del libro posea un alto valor para el lector.
Una de las primeras participaciones que logré realizar con mi libro, fue en el Ministerio de Cultura, donde dicté el taller: «Los sentidos en un proyecto editorial». Fue una muy grata experiencia que me permitió conocer y disfrutar lo maravilloso que es el contacto con el público. Pensé dedicarme solo unos meses a la difusión de mi obra, pero he encontrado a través de él, el sentido de mi bienestar, es por eso que actualmente me dedico a tiempo completo, a su difusión, desarrollo y mejora continua.
Mi travesía inició un primero de enero del 2017, pero que hasta hoy, siento que sigo viajando, a veces con mis pasos, a veces con mi obra.
Gracias por acompañarme querido argonauta y formar parte de esta travesía, que tiene como fin: «ayudar a personas que se sintieron rebasadas por cosas que su corazón creía poder controlar»
Nací en Lima, un setiembre de los 80´s. Mi infancia se forjó entre apagones, paquetazos y el claro ejemplo de lucha, perseverancia y solidaridad de mis padres. Ellos tenían un puesto de madera frente al mercado «Ciudad de Dios», en el cual, cada tarde luego de mis clases, ayudaba atendiendo al público o simplemente la pasaba jugando con mis amigos.
Me estimularon la importancia de la educación como pilar fundamental para el desarrollo. En los estudios siempre me fue bien, destacaba especialmente en matemáticas, ellas me gustaron quizá porque veía todos los días, «El Pack» de la productora NHK que transmitía Canal 7 (Tv Perú), por ejemplo los programas: Nopo y Gonta, 123 Matemáticas, Tip y Tap, Puedo hacerlo yo, etc.
Estando en quinto año de secundaria, tuve mi primer trabajo «formal», el cual consistía en digitar documentos como solicitudes, contratos, curriculums, etc. Este estaba ubicado frente a la municipalidad de mi distrito, ahí pasaba todos mis fines de semana, el dueño «José», era ingeniero electrónico de la URP, con él sostenía interesantes charlas de tecnología y coyuntura social.
Luego de mucho esfuerzo, amanecidas y becas, pude ingresar a la UNI, lugar en el que terminé la carrera de Ing. Eléctrica. Durante mi etapa universitaria conocí lo que es la amistad, la admiración, el amor y el desamor, fue una de las primeras ocasiones en las que cuestioné los conceptos afectivos aprendidos…
Después de ejercer durante varios años la profesión y trabajar para distintas empresas nacionales y trasnacionales, sufrí un cuadro de estrés y depresión, originadas por una confluencia de tensiones afectivas, fue tal su intensidad, que me causó una parálisis facial en la mitad de mi rostro, la cuál me duró un par de semanas, pero que sin embargo, me afectaron anímicamente y me hicieron volver a cuestionar el concepto de «amor»…
En busca de respuestas realicé un viaje en solitario por varios países de Sudamérica, iniciando mi travesía en Cusco y terminando en Río de Janeiro. al retornar decidí publicar un libro que transmita empatía y resiliencia, pero que a la vez utilice recursos tecnológicos que enriquezcan su experiencia de lectura, no quería que sea un libro «común».
Crear Bitácora de los Sentidos, fue sin duda un reto que me demandó diez mil horas de investigación y desarrollo, ya que el presupuesto requerido por hacerlo con una editorial tradicional resultaría altísimo. Esto a la vez representó una alta flexibilidad en mi proceso creativo, ya que una de las consignas era que cada centímetro cuadrado del libro posea un alto valor para el lector.
Una de las primeras participaciones que logré realizar con mi libro, fue en el Ministerio de Cultura, donde dicté el taller: «Los sentidos en un proyecto editorial». Fue una muy grata experiencia que me permitió conocer y disfrutar lo maravilloso que es el contacto con el público. Pensé dedicarme solo unos meses a la difusión de mi obra, pero he encontrado a través de él, el sentido de mi bienestar, es por eso que actualmente me dedico a tiempo completo, a su difusión, desarrollo y mejora continua.
Mi travesía inició un primero de enero del 2017, pero que hasta hoy, siento que sigo viajando, a veces con mis pasos, a veces con mi obra.
Gracias por acompañarme querido argonauta y formar parte de esta travesía, que tiene como fin: «ayudar a personas que se sintieron rebasadas por cosas que su corazón creía poder controlar»